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miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿Qué le ha pasado a mi cuerpo?

Durante el embarazo, pase lo que pase y estés como estés, sólo oirás decir:  ¡qué bien!, ¡qué guapa!, ¡qué barriguita más mona! .... todos son palabras bonitas.... ahhhhgggg

Al principio, cuando confirmas, por fin, que estás embarazada estás deseando ver como crece tu barriga. Hasta estás ansiosa porque empiece a notarse. Te miras al espejo cada día para comprobar, que, efectivamente, ha crecido un milímetro, por lo menos... Y, sí, todo llega... y de la línea curva delicada y perfecta, pasas a : ¡¡¡dios!!! estoy horrorosa.... tengo los pies hinchados, las piernas con varices, la barriga con estrías,.... tengo ojeras de no poder dormir, mi cara parece un pan de pueblo,... mejor no sigo mirando...  Pero, para tu desgracia, esa no es la peor estampa que vas a ver de ti, nooooooooooo.... después del parto la cosa empeora bastante, y no porque vaya en aumento, sino porque ya no tienes bebe ahí dentro, y todo lo que sobresale es tuyo, tuyo,.... pero tuyoooo, tuyooo...
 
Hasta tal punto te gusta tu barriga, que te pintas tonterías para sacarte la fotito de turno que cuelgas en el Facebook y a la que a todo el mundo le gusta, pero, a ver si tienes narices a hacer lo mismo con la barriga de después del parto jajajaja...., oye que si se pone de modaaa.....
 
Bueno todavía las primeras semanas después de la llegada a casa te las perdonan: pobre, es que está recién parida..., ¡qué indulgentes!, pero prepárate que eso se termina pronto. Incluso hay gente que te pregunta: pero... ¿ lo has tenido ya? ahh!!!,.... ¿No se nota?.... ¿tan gorda estoy?.... ¡qué mala leche!... coño.
 
Es cierto que tienes la absurda idea, de que en el momento en el que tienes a tu bebe, vas a llegar a casa, y todo va a ser igual que siempre.....meeeeeeec ....error..... NADA es igual que antes.... y menos tu cuerpo. Ni de coña entras en tus vaqueros preferidos, así es que ni lo intentes ...jajaja, bueno lo vas a intentar de todas formas..., pero.... veeeees, no entras, que nooooo, ..... te lo dije. Bueno ánimo, déjalos a un ladito del armario, que en unosssss...... 7 u 8 meses con suerteeeeee....
 
Vale, pues tendré que comprarme algo, pero ¿en qué sección?, ¿premamá? no, en las tiendas normales de siempre no me vale nada, tengo una 46 0 48 ahora, ¿ tallas grandes? ¡qué ropa más horrorosa!.... pero ¿por qué nadie ha pensado en la ropa post-parto?. Al final, y después de millones de pruebas, llevas una mezcla entre tallas grandes, leggins y vestidos que tu llevas como camiseta, eso si tienes suerte y no tienes ningún evento a la vista, que entonces la cosa se pone chunga, porque  a ver quien es el guapo que me abrocha la americana....
 
Las más afortunadas están estupendas casi al instante, ¿ cómo lo hacen?... como todo lo que no tiene explicación lógica.... es genético seguro. Dar el pecho por lo visto ayuda, yo, como ya os he comentado, no tuve esa suerte así es que..... y tampoco tengo genes modelo chupa kilos instantáneos,... como dicen algunos, a mi me pesan mucho los huesos... y punto.
 
Con el estrés de los primeros meses, me resultaba imposible ponerme a dieta seriamente. Yo, que siempre había sido anti-dietas. Pero esta vez era necesario, esa barriga no podía ser normal. Después de pasados dos años y miles de broncas con mi madre, me convencí ...jajaja, bueno empecé a hacerla, porque convencida nunca estuve, la verdad. Así es que de vuelta a la farmacia, de donde casi no salía entre las compras para el bebe y mis reuniones semanales con la nutricionista.
 
Para mi sorpresa y después de las dos primeras sesiones, me confirman que la mayor parte de los kilos que me sobran (me dicen que rozo la obesidad y eso ya suena serio) serían causados por acumulación de líquidos. Nunca se me olvidará la primera pregunta que me hace la chica de la farmacia : ¿ cuándo ha sido la última vez que has ido al baño? ..... respuesta: ummmm no sé,..... No me acordaba. Increíblemente no podía recordar la ultima vez que había hecho pis. Estaba tan concentrada en mi trabajo, en la niña, las comidas, la casa, la plancha y mil etcéteras, que no era capaz de acordarme de cuando había ido al baño,... ¿había ido en todo el día?. Poco más y a la chica se le salen los ojos de las órbitas.
 
Así que, fácilmente, empecé a bajar kilos. Lo único que tenia que hacer era beber, al menos, un litro de agua diario e ir al baño, claro, unas pastillitas carísimas de la farmacia, cuidar un poco la dieta (para mi sorpresa la lechuga por la noche retiene líquidos, nada de ensaladas por la noche) y andar un poco todos los días. Casi sin esfuerzo, conseguí quitarme unos diez kilitos. Eso sí, si yo tenía que estar a dieta, mi marido también, no iba a hacer dos comidas distintas, si hombre, así es que adelgazamos los dos. A él no le vino tampoco mal, porque, por envidioso, le había salido también barriguita durante mi embarazo. Hombres, si a ti te duele a ellos más...
 
Después de un par de semanas, le cogí el tranquillo a la dieta, y ya no necesitaba a la agradable chica de la farmacia y su báscula. Además encontré las mismas pastillas de la farmacia en el Mercadona, la que está hecha con vaina de judía blanca y la otra que tenía polvo de té rojo y súuuuuper baratitas, por lo que seguí algún tiempo por mi cuenta.
 
Cuando al fin recuperé mi figura,.... entraba en mis vaqueros preferidos, yujuuuuu..., decidí quedarme embarazada jajaja.... ¡a la porraaaaa!.... y entonces volví a coger esos diez kilos y alguno más. Ya puedo ir buscando las hojitas de la dieta y acercarme al Mercadona, porque ya hace seis meses que di a luz,  y la cosa no baja, sigue acompañándome la curvita de la felicidad, y esta vez ha sido bastante más feliz.... ¿Y lo que cuesta mantenerla? jajaja
 
Una cosa sí tengo clara. He estado más gorda, más delgada, .... y vamos a ser sinceras, se está mejor entrando en tus pantalones favoritos, pero... todo lleva su tiempo, y si se quiere todo es posible. Tengo dos hijas maravillosas y una barriguita estupenda que pienso reducir si o sí. Mientras tanto,  y gracias a Dios (o más bien a algún friki de la moda), se llevan los jerséis anchos, jajaja.... voilá..... estoy estupenda, de los pies a la cabeza.
 
Como leí en algún sitio que no recuerdo: "No hay ascensor hacia la felicidad. Hay que tomar las escaleras". Chicas..... hay que cuidarse, al menos, un poco, y eso cuesta.
 
 
 

 

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